El autodescubrimiento es una experiencia compleja, llena de retos, alegrías y amargas verdades, es una de estas con la que me enfrenté recientemente; irónicamente durante una victoria, cosa poco común en mi experiencia ya que generalmente los momentos de mayor introspección durante mi vida han sido aquellos de gran dolor.
Comenzaré por la victoria, decidí correr un reto llamado tough mudder, consiste en un recorrido de 18 km con pruebas estilo militar a lo largo de todo el recorrido, esta fue la primera vez que hago algo similar, fue una experiencia única, llena de esfuerzo, dolor, sudor, pero también de alegrías, satisfacción y compañerismo, realmente el terminar fue para mi una enorme satisfacción, una victoria sobre mi mismo, que hace unos años no habría ni siquiera intentado.
Dicho esto, una victoria de esas características me causó una emoción enorme, extrañamente no fue euforia (ahora que lo pienso probablemente fuese por el cansancio), solo una enorme alegría y satisfacción, unas ganas de celebrar haberlo logrado, desafortunadamente mis compañeros con quienes realicé el reto tenían compromisos que atender, esto me llevó a buscar alguien con quien compartir el momento, sin embargo, me encontré con la realidad de estar solo, mis amigos más cercanos están lejos, mi mejor amiga estaba ocupada ese día, simplemente me quedé solo; la soledad nunca me ha molestado en realidad pero es distinto escoger la soledad que verte atrapado en la misma.
Es entonces cuando comenzó la introspección, a lo largo de mi vida, las relaciones interpersonales que he sido capaz de establecer fuera de las actividades diarias obligatorias como lo es la escuela o trabajo, han sido muy pocas y más curioso aún es el hecho de que en su mayoría han sido con las personas que aún puedo llamar amigos, es por esto mismo que casi no cuento con amigos fuera del ámbito de ingeniería (soy un caso cliché), creo que desde niño lo supe, siempre me identifique y admire a los personajes “nerds” los clásicos objetos de bullying en las películas que al final usan su conocimiento para salir adelante, pero regresando al tema, me di cuenta que en mis amistades suelo ser yo quien busca mantener el contacto constante, si dejo de insistir, simplemente las conversaciones dejan de ocurrir y vuelvo a saber de ellos hasta que los vuelo a buscar, esto me causó intriga y comencé a analizar mis relaciones de conocidos, no de amistad, es decir, compañeros de trabajo por ejemplo, es común que los compañeros de trabajo se reúnan fuera del horario de trabajo en distintas formas, reuniones en casas, cumpleaños, bodas, etc, lo más curioso es que si soy yo quien organiza algún evento si cuento con la presencia de varios de ellos, esto me hizo concluir que soy una persona indeseable más no molesta o intolerable…
Desde ese momento he estado dándole vueltas al asunto y hasta ahora solo he podido concluir que a pesar de mi autoproclamada antisocialidad, en el fondo, soy un ser social… y aunque mi vida me sumerge en la soledad de vez en cuando, siempre estarán las letras para escuchar el reflejo de mi alma…