jueves, 29 de diciembre de 2016

Hermosa coincidencia

Una entrada que me he tardado en escribir, he querido hacerlo en varias ocasiones pero por una razón u otra no me ha sido posible...

Como no se por donde empezar, empezaré por el principio:
En el mes de mayo conocí a una chica en internet, tinder para ser preciso, de primera impresión me pareció una mujer encantadora y con una personalidad interesante pero más importante que nada un pensamiento libre, cuando me percate de ello supe que valía la pena conservarla en mi vida, no se conoce a alguien así todos los días. Hasta ese momento solo era la chica divertida con la cual platicar, jamás imagine lo que me esperaba.

Después de varias semanas de platicar digitalmente hablando tanto de temas superfluos como temas cotidianos y temas un poco más profundos, en fin, armar y desarmar el mundo en nuestras interminables platicas. Un buen día, domingo recuerdo, su familia decidió asistir a la iglesia y ella no estaba vestida para la ocasión... lo que nos llevo a coincidir para ver una película en el cine y pasar un rato agradable. Y es así como la vi por primera vez, puedo describir la experiencia como impactante; era una chica linda con la que me sentía cómodo siendo yo, sin tapujos ni mascaras, es entonces cuando supe que valía la pena ser amigos; vimos la película, vagamos por una plaza comercial, platicamos de la vida, tal cual lo hacíamos virtual lo era en vivo, un fenómeno intrigante.

Así, salimos un par de veces más, cuando de pronto desapareció, seré sincero, me desilusione un poco cuando no contestó por varios días, pero para mi sorpresa un par de semanas después, recibí una llamada, era ella para desearme suerte en mi viaje y ver si nos veíamos antes de partir, para mi mala suerte no pudimos vernos antes de irme, sin embargo nuestras platicas volvieron; una vez más tenia la fortuna de compartir con ella aquellas platicas y momentos de la vida.

Volví de mi viaje, concretamos vernos y de nuevo parecía que nos conociéramos desde hacía mucho tiempo, así fue por unas semanas... salíamos, platicábamos, disfrutábamos la compañía mutua. En retrospectiva, es entonces cuando ya empezaba a gustarme y sin darme cuenta, me deje ir. Unos días después salí de la ciudad por trabajo, lo cual me dio mucho tiempo para la introspección, al principio me negaba a creer que una chica con menos de un año de conocer me gustara, me sonaba absurdo, yo no quería relaciones, yo quería estar solo, ¿qué estaba pasando?, poco a poco me fue inevitable concluir lo que que me temía, me gustaba, me gustaba mucho, tanto que decidí hacer algo que va en contra de mis instintos de autoconsevación... lo admití.

«Me gusta una chava, mucho» fueron mis palabras al platicar con mi amiga, por primera vez abiertamente me gustaba una mujer, y mas importante aún, en serio quería que ella lo supiera, por tanto, se lo dije... abrierta y sinceramente, «me gustas, ¿aspiramos a algo más?», ella respondió con una evasiva al principio, pero nunca negó una posibilidad a llegar más lejos. No entraré en demasiados detalles, pero nuestra interacción se volvió mas intensa y profunda.

En una de nuestras tantas conversaciones salio un «tengo ganas de ir a una boda» de su boca, en ese momento un espíritu de "yolo" se apodero de mi y le dije: «pues, yo tengo una en cancún el próximo mes, si quieres ir te invito», para mi sorpresa dijo que si. Las semanas subsecuentes me gustaba cada vez más, no podía creer que entre más le conocía más me parecía fascinante, sus ideas, su humor, sus expresiones, todo me fascinaba. Una semana antes de la boda a mi me mandaron de trabajo a otro país, es entonces cuando de nuevo en la meditación del viaje encontré una epifanía, «quiero que sea mi novia»... El pensamiento me invadió, me pareció enorme, ahora tenia que encontrar la forma de convencerla de que fuera mi novia, ¿cómo iba a lograr eso?, ¿como logro que una chica como ella se fije en mi?¿cómo puedo hacer para convencerla?, eran las preguntas que me hacia a todas horas; pronto llegue a la conclusión que el viaje a cancún ofrecería alguna oportunidad de preguntárselo, la gran incógnita era cual sería el momento adecuado, ¿al principio o al final?¿trato de encontrar medias respuestas con indirectas?, no sabia como lo haría, con todo esto en el pensamiento finalmente regrese a casa y lo mastique mas que a un chicle para no dormir en la carretera.

El día llegó, nos fuimos de viaje, mis nervios me comían por dentro, me quemaban las ganas de preguntarle, pero me paralizaba la idea de que me rechazara, trate de disfrutar cada momento previo a preguntarle, ya que si no sabia que pudiera pasar.... por fin, después de caminar por la playa por un par de kilómetros en el atardecer, cayo la noche, para mi fortuna la luna estaba llena y proyectaba su luz titilante sobre las olas, en ese momento me dije: «si vas a hacerlo es ahora».

Le pedí sentarnos un rato en la arena para disfrutar la vista, recuerdo que empece a hablar de temas aleatorios (la verdad no recuerdo con precisión todo lo que dije, llego el punto en que ya estaba hablando directo del corazón, sin filtro alguno, mi mente estaba paralizada) pero con la intención de llegar a la temida pregunta «¿quieres ser mi novia?», que por fin salio de mis labios... Jamás esperé encontrar un silencio sepulcral como respuesta, fueron una eternidad para mi hasta que por fin escuche su voz, «¿Por qué?», podía oír mi corazón latiendo en mi cabeza de lo fuerte que lo hacia, ella quería saber por que... intenté pensar en una respuesta lógica, en un argumento convincente, pero mi mente estaba en blanco, de nuevo solo me quedo hablar sin filtros, sin lógica, directo de lo que sentía y esperar lo mejor.

No se cuanto tiempo habré hablado, recibía un par de comentarios de parte de ella, pero no una respuesta, imaginé mil cosas, razones por las que aquella hermosa mujer pudiera decirme que si, las porque no.... hasta que poco a poco me resigne a recibir una respuesta en ese momento, ya todo estaba en juego, solo me quedaba esperar y disfrutar de su compañía, un rato después, la marea nos alcanzó, y nos levantamos para seguir nuestro camino, justo en ese momento me adelante un par de pasos y escuche un: «oye», acto seguido gire para verla, la luz cálida de un restaurante ilumnaba su rostro, y la luna delineaba su silueta con ese azul que tanto me gusta, la brisa puso su grano de arena para completar la escena, es en ese momento cuando sus labios se abrieron y dejaron salir la palabra que me hizo el hombre más feliz... «si», me paralice un instante y después solo la abracé, me sentía en el aire, lo había logrado, aquella mujer, la que me hizo desafiarme a mi mismo para alcanzarla, la que me fascinaba, la que bien puede haber imaginado me había dicho que si... en mi atónita euforia me invadió la incredulidad y pregunté lo más estúpido que pude preguntar.... «¿si que?», ¡que diablos!, que estaba mal conmigo, me miro con sus ojos de ternura y dijo «¿qué me preguntaste?», de ahí no recuerdo bien que paso, solo recuerdo ese sentimiento de felicidad que inundaba cada célula de mi ser.

Esto paso hace poco más de un mes, puedo relatar la evolución de este sentimiento a lo largo de muchas lineas, pero creo que eso será para otra ocasión, solo puedo decir, que cada día que pasa me enamoro más de ella, me hace descubrir cosas que yo creí no eran parte de mí, no me molesta ser cursi, me escucho a mi mismo y me extraño, pero se siente bien, se siente que así debe ser.

En pocas palabras la encontré.